EL ARCO Y LA LÍRA

«LAS PALABRAS SE INCENDIAN APENAS LAS ROZAN LA IMAGINACIÓN O LA FANTASÍA». OCTAVIO PAZ: EL ARCO Y LA LÍRA



7 dic 2011

CÉSAR BALLENILLA

LA CONFORMACIÓN INTERCULTURAL MULATA
DE LA REPÚBLICA DOMINICANA:
ENTRE LA RUPTURA Y LA CONTINUIDAD
«Nuestra identidad está en la historia, no en biología;
y la hacen las culturas, no las razas, 
pero está en la historia viva».
Eduardo Galeano

Comencemos por observar que nuestra reflexión focaliza el proceso de integración de los aportes de las tres culturas que surgen en la Isla Quisqueya durante los cuatros siglos de dominación extranjera que han conformado la cultura dominicana. Y es en función de ese interés que leeremos la historia dominicana. Debe advertirse, sin embargo, que no pretendemos escribir un tratado acerca de la identidad étnico-cultural dominicana ni necesitamos hacerlo.

Lo importante es presentar el contexto histórico dentro del cual se puede entender la realidad en que los diferentes grupos étnicos-culturales —las culturas taína, afrodominicana, de descendientes de esclavos negros y de otros grupos menores trasplantados, la occidental, de los descendientes de los invasores y conquistadores— se integraron, en un contexto de conquista, esclavitud y colonización, que confluyeron en la conformación de la identidad intercultural mulata. 

Este es el criterio que nos guiará en el recuento de la conformación de la identidad cultural de los dominicanos y las dominicanas que aquí haremos. Por lo tanto, aquellos datos o hechos que poco digan para nuestra compresión de la Conformación de Nuestra Identidad Intercultural Mulata recibirán menor atención en este trabajo que la que tal vez reciban en otros contextos.

1. Algunas Aclaraciones Conceptuales

           1.1. Identidad Cultural
Cuando hablamos de identidad cultural en este artículo, nos vamos a referir al concepto que define el sociólogo dominicano Carlos Andújar, que afirma como identidad cultural: «El conjunto de valores tanto sociales como culturales, que se van forjando a través del tiempo, constituyendo un soporte en la memoria social de los seres humanos que forman una colectividad y un sentido de pertenencia».

           1.2. Cultura
En la opinión de Silvio Torres-Saillant, la cultura consiste en  «los patrones de vida complejos desarrollados por los humanos y transmitidos a través de generaciones, incluyendo las normas, las costumbres, los hábitos y los artefactos»

1.3. Interculturalidad
Es la relación entre distintas culturas, integración entre dos  o más de ellos, (reconocimiento de la diversidad, acción sobre las desigualdades). Es más que nada la integración respetuosa de cada cultura, así como la convivencia armónica del uno y del otro. Podemos decir que todo esto se forma a través de lazos y de contactos culturales.

Es algo definido, objetivo. Es decir, se da en un marco de respecto en que las relaciones son horizontales, pero unas relaciones interculturales en el fondo pueden ser también de choque, no necesariamente de consideraciones del uno para el otro.

La interculturalidad supone una relación respetuosa, en el amplio sentido de la palabra, de las composiciones de otras culturas ajenas a la propia. Constituyen las actitudes de las personas que interactúan con personas de diferentes culturas. Es un proceso en construcción y no una realidad de hecho. Es él respeto a la alteridad, es decir, a la apertura y al diálogo con los otras culturas diferentes, pero no solamente este diálogo puede ser entre culturas, también es individual. Pensamos que cada ser humano es una cultura viva, con distintas características, pero no es mejor ni peor que nosotros, solo diferente. En síntesis, los encuentros interculturales no llevan al sub-límite, es la capacidad de construir entre personas de diferentes culturas y manteniendo relaciones horizontales y en un ambiente de respeto y reconocimiento mutuos.

Finalmente, la interculturalidad describe una relación entre culturas. Es un proceso que busca fomentar el enriquecimiento cultural de los ciudadanos, partiendo del reconocimiento y respeto a través del intercambio y él diálogo que tiene por finalidad la participación activa y crítica en aras de cimentar el desarrollo de una sociedad democrática basada en la igualdad, la tolerancia y la solidaridad.

1.4. El Mestizaje
Para el escritor, arqueólogo y antropólogo dominicano Marcio Veloz Maggiolo el mestizaje es como una mezcla de expresiones culturales, que más allá de lo racial conforma sistemas y modos de vida en los cuales la riqueza de las hibridaciones humanas y de las concepciones culturales vivas redunda en una visión nueva y funcional de los valores y prácticas sociales en ocasiones recibidas y modificadas

1.5. Mulato
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, en su edición de 2001, página 1052, la palabra mulato, en sentido de híbrido, aplicado primero a cualquier mestizo como adjetivo dicho a una persona: que ha nacido de negra y blanco, o al contrario.

1.6. Ruptura
Él termino ruptura significa, en este caso, que los elementos constitutivos de la identidad cultural dominicana reciben una nueva comprensión y una manera diferente de ser vivenciados, surgiendo, por tanto, una nueva forma de cultura dominicana originada en la manera como los elementos se relacionan entre sí. Las modificaciones que se producen son de tal naturaleza que se justifica hablar de rupturas.

1.7. Mosaico
De acuerdo con el diccionario Pequeño Larousse Ilustrado, en su edición de 1978, página 707, la palabra significa «obras compuestas de productos de piedras, esmalte, vidrio, etc., de diversos colores, y cuya reunión forma una especie de pintura... ». Cualquier obra compuesta de trozos diversos.

2. El Mosaico Intercultural
«El encuentro con el otro,
con seres humanos diferentes,
constituye desde siempre
la experiencia fundamental de nuestra especie».
Kapiscinsky Ryszard.

La identidad cultural de la República Dominicana es un mosaico intercultural que existe como realidad histórica y social en el concierto de las naciones caribeñas, latinoamericanas y del mundo como originalidad mulata. Es el país con mayor población mulata en el mundo.

Hablar de identidad intercultural mulata en estos tiempos pudiera interpretarse como una necedad o como una pretendida provocación de nuestra parte. Sin embargo, nuestra reflexión surge del hecho cierto de que los elementos constitutivos de nuestra identidad cultural reciben una nueva compresión, una manera diferente de ser vivenciados y, por tanto, debemos hablar de esa nueva realidad que yo defino como identidad intercultural mulata.

El tema tiene vigencia y debe ser recuperado para su mejor compresión, fruto del surgimiento de conflictos interétnicos, de la creciente discriminación racial y la xenofobia de los grupos más encumbrados de la sociedad dominicana, el antihaitianismo y antidominicanismo actuales, y frente al mundo globalizado que ha creado un nuevo tipo de Apartheid entre clases sociales invisibles, el tema vuelve adquirir vigencia.

3. Mirada a la Realidad
«La Identidad Nacional se ha constituido sobre la base de una hibridación, mezcla de etnias, que genera grandes tensiones sociales entre definiciones, pugnas y acentuación de la diversidad por el impacto de la inmigración haitiana, el dominicano de la diáspora, el turismo extranjero, en donde los dominicanos se ven empujados a adoptar componentes “cosmopolitas” en su identidad cultural» (Informe Nacional de Desarrollo, del PNUD, 2005, sinopsis.

La sociedad dominicana vive hoy una realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente su vida.  Atrapada por la globalización, la influencia de la tecnología comunicativa, el turismo y los viajes, la sociedad es hoy más cosmopolita que hace 25 años.

La característica que marca y lacera esta realidad cambiante es la exclusión social, que interpela la conciencia política, ética y religiosa de nuestra sociedad, aumento sin precedente de la pobreza, la corrupción, la delincuencia, el desprecio por la vida, el narcotráfico, la violencia intrafamiliar, la emigración e inmigración, desarticulación social de las mayoría pobres, excluida de los beneficios del mercado, impedido de hacerse presente en el escenario socio-político, alejado del mundo de trabajo y de la economía formal, marginados de la convivencia social y muchas veces sumergidas en la miseria. Además, percibimos que dentro de estos grandes cambios la cultura es otro factor que caracteriza esta realidad, en la que se verifica una especie de nueva colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogenizada en todos los sectores (Aparecida No.43-68) afirmación exagerada de derechos individuales y subjetivos, hay una afirmación positiva de la persona, de su conciencia y experiencia, existencia de diversas culturas en condiciones desiguales con la llamada cultura globalizada.

En esta realidad histórica nueva, el lugar donde el conflicto de interpretaciones se establece y se decide, vamos hacer nuestra reflexión desde donde me gustaría presentar algunos cambios o pistas que pudieran ser elementos que ayuden a encontrar la luz a los grandes problemas que estamos confrontando, producto de la globalización y la introducción de nueva tecnología, el turismo, el narcotráfico, el crimen internacional organizado, la desintegración familiar, la presencia dominicana que reside fuera del país, que está por encima de un millón de personas, en contacto permanente con otras culturas, la presencia de cerca de más de medio millón de haitianos y sus descendientes, el problema real de cientos de personas indocumentadas y de otros problemas.

       4. La Identidad Intercultural Mulata
«Toda las culturas son capaces de aportar valores
 para el progreso de la humanidad y la democracia».

La conformación de la identidad intercultural mulata de Santo Domingo sucedió en la historia de la conquista, esclavitud y colonización de nuestra isla y encontró su punto central en la llegada de los europeos y africanos en el siglo XVI. La fecha de 1492 marcó realmente una ruptura y a la vez un nuevo encuentro. Nuestra referencia ancestrales son África y Europa y no  el Caribe, que después de 90 años de la llegada de los españoles a nuestra isla, la población taína había sido exterminada, lo que impidió que aspectos fundamentales de la cultura taína supervivieran y se proyectaran, pudiéndose mezclar con elementos de las demás culturas, quedando componentes de la cultura material.

La historia de nuestra identidad intercultural mulata es un proceso doloroso de la historia de mezclas étnicas-culturales, iniciado con la llegada de los invasores españoles y los esclavos africanos que entraron en contacto con los taínos y en la formación de las cincuentenas y las devastaciones de Osorio. Se reafirma en los palenques cimarrones, las formas sui géneris de nuestra esclavitud y la llamada democracia racial, en la resistencia trinitaria, en los cantones restauradores, en los gavilleros de 1916, en los comandos constitucionalistas, en la protesta popular, en los temas de la tierra, en la lucha por la seguridad social, en la obtención y reconocimiento de nuestra identidad dominicana, en el proceso por superar el lastre de la corrupción, y el narcotráfico, la delincuencia y la violencia intrafamiliar.

Nuestra identidad cultural mulata no se define por el color de nuestra piel, sino por lo que hacemos diariamente: por la forma de cultivar la tierra, de cocinar los alimentos, de comunicarnos, de organizarnos de recrear y de vivir la vida. En fin, por las respuestas que damos a los problemas cotidianos.

La característica principal de nuestra identidad cultural mulata viene dada por la diversidad intercultural de elementos que la conforman y por la variedad de sujetos que la realizan. La cultura dominicana es esencialmente diversa, no solo por los elementos étnicos culturales que la conforman, sino por el carácter regional de su expresión sincrética. En términos socioculturales, históricamente se expresa en los hatos comuneros del  Este, en los aserraderos del Sur, y en el mercantilismo dependiente de sus polos urbanos y las actividades agrícolas de los pequeños agricultores del Norte, como identidad intercultural mulata. Aquí radica su riqueza tan especial como el monte, tan fértil como la tierra y tan compleja como sus ciudades. Es a partir de estas características que debemos convencernos como habitantes de una isla abierta al mundo, de una comunidad constituida a la vera del monte, donde nos realizamos en la lucha diaria por una sociedad más humana, democrática y participativa.

Nuestra identidad la recibimos en los barrios y en los residenciales, en los parajes, en los callejones y en las serranías al ritmo de merengues, merengue de calle, rap, reguetón, música religiosa y atabales, al compás de bachatas y salves. La decantamos (o la cedaceamos) en décimas, en versos, refiriéndola como modo de resistencia que unifica alrededor del derecho de la vida, que es nuestro derecho a la tierra, a ser documentado.

Afirmar nuestra identidad intercultural mulata tiene como finalidad revalorar no solamente el pasado africano y español, sino también su presente, es decir no solo enfrentarse a la función social que tiene la historia, sino también a su unidad plasmada en la tradición, presente en la vida diaria de nuestra nación.

En tal sentido, es necesario desarrollar procesos educativos que buscan fomentar el enriquecimiento cultural de los ciudadanos y ciudadanas, partiendo del reconocimiento y respecto a la diversidad, a través del intercambio y él dialogo que tienen por finalidad la participación activa y crítica en aras a cimentar el desarrollo de una sociedad democrática basada en la equidad, la tolerancia y la solidaridad.

En la actualidad se apuesta por la interculturalidad que supone una relación respetuosa entre culturas. Mientras que el concepto pluricultural sirve para concretar una situación, la interculturalidad describe una relación entre culturas. Lo que tratamos de moderar un inevitable etnocentrismo, que lleva a interpretar las prácticas culturales ajenas a partir de los criterios de la cultura de la persona interpretante.

Finalmente, debemos asumir la diversidad cultural con la participación real, sin exclusiones. La marginación por razones étnicas, lingüísticas, religiosas, geográficas, de estado social o de cualquier índole, son obstáculos para la construcción de una ciudadanía. La construcción de esta ciudadanía en la práctica ha de enfrentar las desvalorizaciones, ha de erradicar las diferenciaciones entre los individuos para que nunca más un estudiante tenga que soportar las burlas de sus compañeros y compañeras, «para que nunca más se levanten muros de repulsa por el color de la piel, por el tipo de pelo, nariz o labios de las personas que pueblan este país» (Brea del Castillo, Ramonina, 1998, 4).

Hay que luchar por evitar que se repitan genocidios culturales, como sucedió en la Isla La Española en el siglo XVI, o formas sofisticadas de marginación y exclusión de expresiones culturales que tienen derecho a existir. Fuera la  discriminación y la exclusión —por las razones que sean—,  ya que degradan e irrespetan a los seres humanos y niega lo central de nuestra identidad cultural mulata.

Presentar la identidad cultural nacional dominicana como identidad intercultural mulata reconoce la complejidad de lo que somos como nación, no solo una, sino muchas culturas. Es decir, somos una nación pluricultural que no puede, ni debe, excluirse de los cambios y del desarrollo técnico-científico mundial, sino formar parte de ellos.

En resumen, la identidad intercultural mulata es una oportunidad. Solo si se reconoce la diversidad —las raíces africanas, la presencia haitiana, la presencia de nuevos migrantes, la hispanidad y la diáspora de los dominicanos y las dominicanas— estaremos en condiciones de valorar lo propio.

Bibliografía
1. ANDÚJAR, Carlos: Identidad cultural y religiosidad popular. Ed. Letra Gráfica,  Santo Domingo, 2007.
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FERRAND B, Fernando A.: Figura de lo dominicano. En la revista Ciencia y Sociedad, enero-marzo, 1985, Santo Domingo.
3. FAXAS, Laura: El trasfondo de la Convención sobre Diversidad Cultural, en la Revista de la Fundación Global, Demografía y Desarrollo, noviembre-diciembre, 2006, núm.   13, Santo Domingo, D. N.
4. MIRO CABALLOS, Esteban: Una carta  poco conocida escrita por Fray Nicolás de Ovando en La Española (1505). En la separata de la Revista de Extremadura, 2 cuaderno de investigación y cultura, mayo-agosto 1997, núm. 23.
5. PANIKKAR, Raimon: Paz e interculturalidad. Una reflexión filosófica. Ed. Herder, Barcelona, 2006.
6. SÁEZ, José Luis: Apuntes para la historia de la cultura dominicana. Centro Juan Montalvo, Santo Domingo, D. N. 1997.
7. CORDERO, Walter: La discriminación racial. Orígenes y manifestaciones. PUCMM-CUPS, ED. Taller, Santo Domingo, D.N. 1998.
8. DUNCAN, Quince: Cultura negra y teología. San José, Costa Rica, DEI, 1986.


CÉSAR YGNACIO BALLENILLA CASTRO  (1955). Licenciado en Humanidades y Filosofía, con una maestría en Defensa y Seguridad Nacional y estudios de Teología y Teatro. Profesor universitario, actor y director teatral.

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