EL ARCO Y LA LÍRA

«LAS PALABRAS SE INCENDIAN APENAS LAS ROZAN LA IMAGINACIÓN O LA FANTASÍA». OCTAVIO PAZ: EL ARCO Y LA LÍRA



7 dic 2011

FRANCISCO HERRERA

VAMPIRA
Recorres un guion mágico
escrito por miradas,
caminatas y gestos
de excitantes consecuencias.

Absorbes los deseos  
y en alegórico ambiente  ensangrientas
las pasiones de los hijos de Adam.


LÁZARO EN EL MERENGUE DOMINICANO
Merengue, levántate y anda.

Si el merengue tradicional auténtico se mira en la actualidad en el espejo de la sociedad dominicana verá que su espíritu respira y presenta el rostro de la muerte. Una herida al merengue es una estocada directa al corazón de la dominicanidad. En efecto, el merengue es un elemento sustancial de la dominicanidad: si hay crisis de identidad, ningún elemento que forma parte de la estructura del  sistema dominicano escapará de los efectos nocivos de la quiebra del espíritu quisqueyano.

El merengue es una de las víctimas de la guerra mediática, en la que se dispara por la espalda a la conciencia de la  nación, con misiles del más alto poder,  para destruir su identidad.

El merengue es la expresión musical, el género y el ritmo que identifica a los dominicanos, y no así el preferido de los jóvenes de menos de 25 años, población que representa el 50.52%, y supuesta a ocupar los espacios de la sociedad, tanto en la producción como en el consumo de bienes materiales y culturales.

Como género musical, se requiere de procedimientos que motiven la integración y mantenga la matrícula de los amantes del merengue, así como la reinstalación como fuerza musical espiritual de lo nuestro, en la mitad de los aproximadamente cinco millones de dominicanos con menos de 25 años, de los que una gran parte  observa el merengue con indiferencia.

En los momentos histórico que el pueblo dominicano se ha llenado de gloría ha estado presente el merengue o una de sus variedades. La ausencia y debilidad del merengue señala alguna forma de enfermedad de lo nacional. El merengue, como expresión artística y cultural, constituye una construcción del pueblo dominicano a través de sus genuinos representantes. Es una expresión rítmica de la convergencia cultural entre el aborigen, el español y el africano, que define un  sincretismo con la combinación de los instrumentos para la  percusión en base al cuero,   los vientos y los de cuerdas.

Otra situación no ocurrirá, porque, como expresa el poeta Basilio Belliard en el prologo del libro El merengue, música e identidad: «El merengue es la danza nacional por antonomasia del ritmo corporal y el compás de la sangre: caracteriza la idiosincrasia, el carácter y el temperamento cumbanchero del dominicano».

Sin lugar a dudas, el merengue es la expresión musical de la dominicanidad, es un incuestionable instrumento de proyección de la República Dominicana, llegando a conquistar importantes  espacios a escala nacional e internacional y evidente penetración en el gusto de la gente.  No obstante, se encuentra en una evidente crisis de representación, cansancio en la creación y baja calidad en el contenido y en la forma de interpretación. ¿Qué ocurrió? Su debilidad no se debe a la gran calidad de las expresiones musicales con las que compite, sino más bien a que sin un estudio de los gustos y preferencias de los jóvenes dominicanos y del mundo, las propuestas musical han excedido los cambios, impidiendo que los consumidores de menor edad la asienten y la hagan suya, sin menoscabo de su identidad, su función de sostén cultural y el mantenimiento de su esencia rítmica y danzaría.

Si se dice ¡merengue, levantaste y anda!, se expresa al mismo tiempo, ¡pueblo dominicano, levántate y anda!


EL HEROICO PUEBLO DOMINICANO
«Mi tierra tiene palmeras, como la tierra caliente.
Mi tierra tiene su voz, que ruge si se le encierra.
Mi tierra tiene una flor como cualquier tierra tiene,
la flor de la libertad, que no se pudre ni muere…».
Nino Bravo: de la canción Mi Tierra.

Desde de las primeras resistencias aborígenes frente a la presencia española en Quisqueya, hasta la guerrilla de Playa Caracoles, lo que constituye hoy el pueblo dominicano ha dado muestra de heroísmo, donde los eventos de martirologios han abonado y precipitado acontecimientos para la independencia, la libertad y el progreso.

Una observación de los hechos históricos relacionados con el pueblo dominicano han evidenciados que en todos los casos hemos tenidos que enfrentar adversarios de mayor poder y recursos. No obstante, la combinación de la determinación por la causa, la  ejecución de tácticas y estrategias correctas, ha permitido dar ejemplos de lo «dulce y decoroso que es morir por la patria», de resistir y vencer.

En el relieve de la montaña del Baoruco, en 1519, el cacique Enriquillo se reveló contra el exterminio de aborígenes, mediante  acciones guerrilleras de resistencias, durante aproximadamente un año, frente al  ejercito del Imperio español, uno de los más poderosos de la época.  

Entre 1532 y 1548 un africano, que se erigió en organizador y representante de los mulatos, denominado Sebastián Lemba, desarrolló por 15 años acciones guerrilleras contra la explotación española al contingente de mulatos sustitutos de los aborígenes exterminados.

De 1843 a 1864 se registraron dos importantes momentos de heroísmo dominicano, el triunfo frente a los ejércitos haitianos y español, representando ambos acontecimientos, la independencia y la restauración, respectivamente. En ambos casos el pueblo dominicano se enfrentó y venció a dos grupos militares con superioridad en armamento y número de efectivos.

Durante la intervención militar norteamericana del 1916 al 1924, un grupo de dominicanos resistieron a las tropas de ocupación, durante los ocho años que  permanecieron en suelo nacional. Esta fuerza de intervención ya tenía las garras de ejército imperial.

En el 1959 ocurrió un hecho de gran heroicidad, por su motivo y repercusión,  en fecha 14 de junio: la llegada de un grupo de dominicanos que formaron  parte de una fuerza latinoamericana que vino al país  con el propósito de terminar con la tiranía trujillista. Este constituyó un evento de mártires, cuya  consecuencia  se observó dos años después, con la muerte de Trujillo.

El 24 de abril de 1965, las fuerzas constitucionalistas se llenaron de gloria, por la determinación de enfrentar en las calles de Santo Domingo a cerca de 50,000 efectivos extranjeros (28 mil marines norteamericanos) y el restante grupo nacional. Como consecuencia se generó un nuevo liderazgo político en el país y la conciencia para evitar los golpes de Estado y mantener el orden institucional.

La última confrontación militar en territorio nacional se produjo con la guerrilla de  Playa Caracoles, en 1973. Este hecho coadyuvó a la presencia de  condiciones objetivas y subjetivas catalizadoras de la sustitución política del balaguerismo. No obstante, las fuerzas políticas y los dirigentes no entendieron el momento.

La penúltima acción militar, muy peculiar y que se conmemora el 12 de enero de 1972, la constituyó la respuesta a la reducción  de los espacios democráticos que se produjeron entre 1966 a 1978 en la República Dominicana. Cuatro hombres enfrentaron un contingente de efectivos policiales y militares superiores en número. Durante casi ocho horas, Amaury Germán Aristy, Virgilio E. Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Arquímedes Cerón Polanco, le recordaron al pueblo dominicano y a todos los pueblos del  mundo, que lo importante era el número de estrella en la frente, porque «Y si fuere mil veces esclava, otras tantas ser libre sabrá».

FRANCISCO HERRERA CATALINO (Santo Domingo). Educador. Licenciado en Educación (Universidad Autónoma de Santo Domingo – UASD, 1987) con dos especialidades: una en Sistemas de Información Estadística (Centro Interamericano de Enseñanza Estadística, CIENES, Santiago de Chile, 1981), y otra en Educación de Adultos (UASD, 1983), y una maestría en Educación Superior (UASD, 2004). Entre sus publicaciones se encuentran: Estadísticas aplicadas a la educación y sistema de procesamiento de datos  y  Distribución de becas escolares del nivel pre-universitario en la República Dominicana (1982).

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